El Calentamiento Global



El calentamiento global, es uno de uno de los grandes desafíos que enfrenta la Humanidad en este siglo.
Es el primer  emergente de algo más amplio: la insuficiencia de los recursos  del planeta, entre ellos el propio clima, para sostener  el crecimiento acelerado  del consumo humano con las tecnologías actuales. La energía barata, primero a partir del carbón  y más tarde con la suma del petróleo y el gas natural, fue decisiva  para la gran transformación  de la vida humana desde el comienzo de la Revolución Industrial. En los últimos  dos siglos, la economía mundial y el consumo de energía ha sido el primer factor  del cambio en la composición  química  de la atmósfera terrestre, dando  lugar a un proceso del calentamiento  global que, de mantenerse,  traerá severas consecuencias  ambientales y sociales. Sin embargo, el calentamiento global  no es la única  crisis que se avizora, hay  claros signos que indican que la era del petróleo barato  está llegando a su fin  debido a una demanda acelerada y una oferta limitada por su progresivo agotamiento. La solución de esta crisis ambiental y energética  implica profundas  transformaciones  económicas y tecnológicas, que solo serán posibles con el apoyo y la  demanda de la opinión pública.
¿Cómo se produce?
    EL EFECTO INVERNADERO.

 Es un proceso natural que se ha desarrollado siempre en nuestro planeta y evita que una parte del calor del Sol recibido por la Tierra deje la atmósfera y vuelva al espacio. Este mecanismo permite  que el planeta tenga una temperatura aceptable para el desarrollo de la vida tal como la conocemos. La retención de este calor  se debe a  que determinados gases que componen la atmósfera (gases efecto invernadero (GEI)) tienen la capacidad de absorber y retener la radiaciones infrarrojas  emitidas por la superficie terrestre, impidiendo que se escapen al espacio y aumentando la temperatura del planeta.
 Estos gases, dióxido de carbono (CO2),   vapor de agua (H2O), ozono (03), metano (CH4), óxido de nitrógenos (NOx) y los clorofluorocarbonos (CFCs), se encargan de absorber la energía emitida por el Sol. Pero, un aumento en la concentración de estos gases hace que una mayor cantidad de calor quede retenida en la atmósfera.
      EL CO2  (Dióxido de carbono)
El CO2 es el más abundante de los gases efecto invernadero. Aunque ocurre  como consecuencia natural de la respiración, enormes cantidades extra de CO2 se depositan en la atmósfera como producto de la quema de combustible fósiles (petróleo (nafta, diesel, etc), gas natural y carbón (usado para hacer electricidad)). Otro factor que contribuye al incremento en la concentración de  dióxido de carbono en la atmosfera es la deforestación.  Los arboles y otros tipos de vegetación absorben el  CO2  del aire y lo usan para la fotosíntesis. La deforestación libera este carbono, mientras que la reducción en la cantidad de bosques disminuye  su capacidad de absorber  el dióxido de carbono de la atmósfera. La deforestación contribuye con cerca del 20% de las emisiones  globales de GEI.
La combinación de estos dos factores, ha producido un incremento de la concentración de CO2 en la atmósfera. Los niveles de dióxido de carbono han ascendido  de casi 315 partes por millón en 1958 al actual que  por primera vez en la historia de la humanidad, la concentración de CO2 en la atmósfera superó las 400 partes por millón (en 2013), siendo 350 el límite máximo seguro de dióxido de carbono.
              
¿Qué efectos puede tener?
Ø  Incremento  de la tempera: media que oscilará entre 1,5 y 4,5ºC.
Ø  Cambio del régimen de las  precipitaciones. Se espera una disminución de las precipitaciones de menor intensidad y un incremento de las más caudalosas, así como una mayor concentración de las  épocas lluviosas. Estas variaciones pueden hacer que se acentúen las épocas de sequía.
Ø  Retroceso del invierno: muchos glaciares, como así también el polo Norte y Sur han perdido grandes cantidades de hielos durante el siglo XX.
Ø  Derretimiento de los hielos polares y el consiguiente aumento del nivel del mar afecta a zonas costeras, donde viven dos quintas partes de la población mundial.
Ø  Escasez de agua: que afectaría a entre 1 y 3,2 mil millones de personas más debido, principalmente a las sequias y derretimiento de los glaciares.
Ø  Inseguridad alimentaria: para 400 millones de personas y disminución del 75% del rendimiento  de la cosechas en África.
Ø  Impactos en la salud: incluyendo más de 300 millones de personas con riesgo de contraer malaria, aumento de la diarrea y malnutrición en países de bajos ingresos.
Ø  Efectos sobre la biodiversidad: incluyendo el riesgo o la extinción del 35% de las especies terrestres para el año 2050, la pérdida de la mayoría de los arrecifes de coral tropicales  y el 30% restante de las comunidades de coral de los arrecifes restantes.
¿Cómo se puede evitar?
En este desafío, todos tenemos algo que aportar: desde los gobiernos, a través de las negociaciones internacionales, y las empresas, con sus prácticas de producción, hasta cada uno de nosotros como individuos en nuestra  conducta diaria. Para ello tenemos que trabajar  sobre  dos temas: cómo reducir los factores que hacen que el cambio climático sea hoy un problema global y, al mismo tiempo, cómo adaptarnos a los efectos que ya estamos viviendo.
La mitigación de los efectos del cambio climático requiere trabajar sobre las causas que lo originan. Como  se menciono anteriormente, la emisión de GEI tiene  dos orígenes fundamentales: la dependencia de los combustibles fósiles para la generación de energía y los cambios en el uso del suelo que promueven la deforestación.        
En el  primero de los casos, se están impulsando en varias partes del mundo dos estrategias fundamentales: La primera, relacionada con el cambio del matiz energético, para ir mutando hacia una dependencia menor de los combustibles fósiles, y apostando al desarrollo de energías limpias y renovables. La segunda consiste en  cómo reducir nuestra demanda de energía, siendo más eficientes en su uso en distinto niveles
Por otra parte, la reducción de la deforestación es un factor clave. Si  bien  el mundo  tiene una necesidad creciente para la generación de alimentos  y la habilitación de tierras para la producción, hoy la deforestación  y la pérdida de ecosistemas están llegando a un punto insostenible. A nivel global se pierden anualmente  unas 13 millones de hectáreas por año. Sus consecuencias son la pérdida de especies, los cambios en el flujo de agua  y la conservación de la cantidad y calidad del agua disponible en las cuencas hídricas  y la degradación de los suelos. Detener la deforestación  es posible: Las formas de hacerlo  ya están  en marcha en muchas regiones  del mundo y van desde  desarrollar planes de uso del territorio  que definan qué áreas son factibles para el desarrollo productivo a nivel  regional  y qué áreas deberían ser conservadas.
Reflexión:
-Tenemos que ser consientes de que cuando usamos el auto, el aire acondicionado (o cualquier electrodoméstico)  contribuimos al CALENTAMIENTO GLOBAL.
-  Hoy el cambio climático es inevitable. Existe  incertidumbre  respecto de si seremos capaces de controlarlo, desacelerarlo o mitigarlo. Pero una cosa esta clara: EL ÉXITO SOLO PODRÁ ALCANZARSE  A PARTIR DE ACCIONES  COLECTIVAS, en todos los niveles de la sociedad, que permitan  acelerar los procesos de toma de conciencia, cambio  de actitudes y transformación de valores que pongan  el cuidado ambiental en primer plano, no solo en la agenda pública, sino del accionar en nuestra vida cotidiana.   

 BIBLIOGRAFÍA.
Colección “Salvemos nuestra Tierra” Diario Clarín  fascículo nº 1 “Calentamiento global”  (Resumen y adaptación)
ISBN: 978-07-1522-1

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